Mitad de marzo
Le dijo -vamos a bailar. Él tenía 23 y ella 84. Entonces ella se dio cuenta de la canción que sonaba. Esa canción italiana que tantas veces había bailado con su marido. Él era de origen italiano y le gustaba bailar. A ella, bueno, no era lo que mejor hacía. Pero sentía como él disfrutaba y como le gustaba que lo miraran bailar. El joven se movia bien, pero no bailaba con el corazón, con el orgullo de su raza. Recordó al italiano como la estrechaba, como la miraba, como la provocaba. Y notó que se agitaba. Y un calor interior que había olvidado. Y se azoró. Acabó la canción y se sentó. Y el mundo volvió a pararse. Y lloró.
Como en el baile, las olas mantienen la cadencia pero cambia el ritmo. No hay dos iguales. No puede haberlas. Como cada bailarín marca su ritmo, las olas tienen el suyo dependiendo de la tempestad, de la época del año, del día, de la hora.
Os comparto esta serie de fotos tomadas en este día, en esta hora, a este ritmo. El son del mar. Que espero os gusten.
Para más información:
https://es.wikipedia.org/wiki/Son_cubano