El ágave de San Benito

Final de marzo de 2025

Cerró el libro, se levantó y se fué.
Hacía días que la observaba. Sentada en aquel banco, comiendo y leyendo. Eran solamente 15 minutos. Seguramente en el rato de descanso en el trabajo.
Siempre terminaba con esoso ojos llorosos y a la vez con esa cara de felicidad.
Empecé a obsesionarme. Empecé a quererla. Deseaba que llegase la hora del encuentro. Pero, ¿que encuentro? Si ella no sabe nada. Y así un día tras otro.
Un día cerró el libro y me miró. Me miró fijamente. Lloraba. Se levantó y se fué.
Me levanté y me acerqué al banco. Allí estaba el libro.
Miré hacia donde se había ido. No la vi. No la he vuelto a ver más.
Al cabo del tiempo, leí el libro. En aquel mismo banco. Un libro sobre la ternura, el respeto y el amor. Un libro que al terminar me hizo llorar. Me hizo recordar.
Me levanté y sentí que me miraban. Que me miraban fijamente. Dejé el libro en el banco y me fuí.

Hay plantas que pueden herir pero que tienen una atracción inevitable. Hay atracciones que pueden herir pero que son inevitables.

Os comparto una serie de fotografías de una planta que me atrae y que me hiere cada vez que me propongo retratarla.

Las fotografías están tomadas en la ermita de San Benito, en la carretera A-1104, entre Farlete y Monegrillo.

Para más información:

https://www.cofradiasyhermandades.es/fichacofradia.php?cc=137351&Cofrad%C3%ADa%20de%20San%20Benito%20de%20ZARAGOZA

https://campaners.com/php/campanar.php?numer=6694